Naiz, 2024ko abuztuak 18. Unai Fernández de Betoño
Menudo circo
Lakua y la Diputación Foral de Araba informaron, el 17 de julio pasado, del hallazgo de un circo romano en Iruña-Veleia y de su intención de no desenterrarlo. Para entender el porqué de esa decisión, afirma el autor, basta con «darse un paseo por los alrededores».
El notición del hallazgo de un circo romano de casi 300 metros de largo en Iruña-Veleia se explica en una rueda de prensa a la que no asiste la nueva consejera de Cultura, Ibone Bengoetxea. Los arqueólogos anuncian que el circo es solo parte de un gran descubrimiento: hay numerosos restos de edificaciones, tanto dentro como fuera del recinto amurallado del oppidum. Un gran yacimiento urbano de más de 250 hectáreas revelado gracias a técnicas de teledetección, todavía por desenterrar. ¿O no se quiere desenterrar?
Surge la duda, por los curiosos avisos lanzados en dicha rueda de prensa, organizada por Gobierno Vasco y Diputación. «Excavarlo en su totalidad implicaría luego la conservación en su totalidad. La excavación arqueológica es destructiva: la mejor conservación del yacimiento es la no excavación», aseguró el jefe de Arqueología de la Diputación, Javier Fernández Bordegarai, ante las preguntas de los periodistas, que no se podían creer que no se quiera planificar ya la excavación.
Y qué problema habrá para conservarlo en su totalidad, se pregunta cualquiera. A ver si el problema no va a ser solo presupuestario. El mercado de Iruña-Veleia también se descubrió extramuros por teledetección, y posteriormente se excavó. ¿Por qué se pone ahora en duda la excavación de un descubrimiento bastante más importante? El plano enseñado en la mencionada rueda de prensa, que indica las edificaciones romanas en amarillo, nos da varias pistas. Tanto por lo que muestra, como por lo que se ha decidido no mostrar.
Grava, árido y hormigón
Lo más evidente: justo sobre el circo romano ya existe un edificio. Un pabellón abandonado de una empresa de remolques, cuya parcela está llena de bloques de hormigón. Precisamente, la actividad de la contigua fábrica de bloques Faconor. Otra ruina industrial semiabandonada, usada como vertedero de áridos desde hace años, propiedad de la conocida familia Echave. Familia que, a través de la empresa Ecalsa, también posee la vecina cantera de Azkorrigana, situada a escasos 200 metros del oppidum, y que, como quedaba fea en el plano de la rueda de prensa, se cortó del mismo, evitando así preguntas acerca de los posibles efectos de las voladuras sobre las ruinas romanas (la Audiencia Provincial ya condenó a la empresa por causar grietas en viviendas de Trespuentes). Desenterrar el yacimiento, ponerlo en valor y ampliar su perímetro de protección supone luchar contra el extractivo negocio de la grava, el árido y el hormigón.
Y lo más importante: toda la parte sureste del yacimiento que ahora se ha descubierto trasciende las 126 hectáreas que tradicionalmente se han delimitado como conjunto arqueológico, traspasándose la carretera A-3302 a Mendoza. ¿Qué supone eso? Que el descubrimiento mayor de ahora linda con (si no yace abajo) otra obra, que por supuesto no se ha indicado en el plano de la rueda de prensa, a pesar de estar ya bastante avanzada: la descomunal macroplataforma logística de Jundiz-Billodas, ideada por el PNV, y su dique de contención de inundaciones sobre el que irá la vía del TAV. Un dique de 11 metros de alto cuya base se está construyendo con la piedra caliza extraída mediante voladuras de la cantera de Trespuentes.
Una obra del TAV, realizada en ese tramo porque el PNV se empeñó en construir otra plataforma intermodal gestionada por ellos (al lado de la de ADIF), que a escasos metros de Iruña-Veleia ya sepultó bajo hormigón el pasado 2023 un importante tramo de la calzada romana Burdeos-Astorga y un poblado neolítico de hace 5.000 años. En ese caso también se nos explicó, con no poco paternalismo, que tal vez los yacimientos se conservarían mejor sepultados. Como si fuéramos bobos. Es el comodín que juegan cuando no es válido lo de que «el yacimiento está muy lejos de la vía del TAV», como ya colaron el pasado año sobre el inaceptable destrozo en Lezetxiki.
En Girona, Soria o Cuenca deben de estar locos, porque desenterraron completamente los yacimientos de Empúries, Numancia y Segóbriga. En la CAPV somos más de dibujar, documentar y «proteger» bajo hormigón. Para entender el porqué, basta con darse un paseo por los alrededores del circo romano ahora desvelado: cantera, bloques de hormigón, vertedero de áridos, dique de contención, plataforma intermodal. Suficiente ‘opus caementicium’.
En el vídeo de la rueda de prensa se ve cómo la diputada de Cultura, Ana del Val, hace gestos a los arqueólogos para que no sigan dando explicaciones sobre los pros y los contras de excavar. Eso ya lo decidirán los gobernantes. Menudo circo.