24·11·2022
La historia se ha considerado siempre, por lo menos desde Heródoto y Tucídides, como una ciencia, capaz de construir una narración de hechos contrastados de una colectividad –un pueblo– que habita de modo estable sobre un territorio dado.
Esta narración convenientemente trabajada dará lugar a un relato que será utilizado por sus gentes para afianzar su identificación, autoestima y cohesión o, por el contrario servirá para que sus enemigos puedan justificar su derrota y dominación. En cualquiera de ambos casos la Historia muestra una faceta oscura: no será nunca la narración de un ser omnisciente externo a los acontecimientos, como sí sucede, normalmente, en la poesía épica o en las novelas. (Jarraitzen du) |