Tranpaldoa

Eunice. Ipar Karolina. Filadeldfia.

Filadelfiak ateak itxi zizkion, kontserbatorioa ez zelako afroamerikarrentzat. Hala salatu zuen berak, hala bizi. Zauriak, luze iraungo zion.

Eunice K. Waymonen Víctima de mi hechizo. Memorias de Nina Simone lana, Libros de Kultrum 2018, zaila da laburtzen, ezin baitzaio bi lerroko definizio errazik ebatsi. Tonuaren zintzoa, istorioaren indarra, pasarteen gogorra… orri arteko hari batetik tira egin eta etxetik okindegira joan eta itzul zintezke haria hautsi gabe, konfinamendu egunotan.

Nik, gaurkoan, bere borrokalari hariari heldu nahi nioke. Zer izan zen bera moduko emakume beltzentzat iraultzaren kontzientzia hartzea, bidegabekeriaren tamainaz jabetzea. Etengabe biran zegoen artista izan eta %100a borrokari ezin eskaintzeak eragiten zion oinazea. Pasarte pare bat, hemen, ostean zuek liburua hartzeko amu.

“El mundo de la música popular no podía compararse con el de la clásica; no había que esforzarse tanto, el público era demasiado fácil de complacer y lo único que importaba era como se transmitían las letras de las canciones. A mí me parecía un mundo totalmente carente de valor y no sentía mucho respeto por el público popular porque era musicalmente muy ignorante.

A medida que me involucré cada vez más en el movimiento, mi actitud hacia el público fue cambiando, porque empecé a admirar tanto lo que estaban logrando par mi gente que el nivel de su educación musical ya no importaba. Además, me trataban con respeto, no solo por mi música -que les encantaba -, sino porque entendían mi posición. Sabían que yo hacía sacrificíos y corría riesgos igual que ellos, y que estábamos juntos en eso”.

Edo, liburuari amaiera ematen dion paragrafoa: En este momento me siento más cerca de la felicidad qeu puedo estar sin un marido al que amar. Para escribir estas memorias me puse a rememorar toda una vida aen la que, después de escudriñar en el baúl de los recuerdos durante meses y meses, no encuentro nada de lo que arrepentirme. Una incontable cantidad de errores, no pocos días malos, y lo más regocijante de todo, años de alegría -duros, pero también entrañables- en los que luché por los derechos de mis hermanos y hermanas en todas partes: en Estados Unidos, en África, en el mundo entero; años en los que se mezclaron el placer y el dolor. Entonces sabía, y sigo sabiéndolo ahora, que esa felicidad que sentía cuando marchábamos juntos, y que todavía siento, es de una índole que muy poca gente puede experimentar”.

Etxetik irteten garenean, Nina Simoneren zoriontasuna nahi nuke dastatu.

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